#Merenzao, una variedad de otra época!
Cabernet sauvignon, Merlot, Syrah… variedades foráneas procedentes del país vecino, que se han adaptado muy bien a distintos suelos y climas, son hoy unas variedades que encontramos en países como el nuestro, y que están muy presentes en el nuevo Mundo. Pero, ¿qué hay de esas variedades autóctonas, casi extintas?
Algunos “vignerons” (pequeños viticultores que elaboran y comercializan sus propios vinos) se afanan en recuperar variedades prefiloxéricas, debilitadas y difíciles de cultivar. Es el caso de la Merenzao, una variedad que encontramos en pequeños viñedos, que se extiende por parte de Galicia y el Norte de Portugal.
En la Denominación de Origen Monterrei o en la Ribeira Sacra, con plantaciones de viñedos viejos, descubrimos viñas con escaso desarrollo, bajo rendimiento, pequeños racimos entre hojas amarillentas de aspecto clorótico, posiblemente condicionadas por la presencia arcillosa del terreno donde se asientan.
Una variedad sensible a las heladas de primavera debido a su brotación temprana, y a los ácaros y al oídio. La uva tan prieta favorece que las lluvias tardías, próximas a la vendimia, puedan romper las bayas, y provocar la podredumbre.
En Ronsel do Sil saben bien los cuidados y el esfuerzo que conlleva recuperar la Merenzao, y elaborar vinos a partir de esta variedad. Con mucho trabajo, dedicación y constancia, elaboran Alpendre, un vino 100% Merenzao.
Un vino delicado, sutil y muy elegante. Suave color rubí característico de esta singular y minoritaria variedad autóctona Merenzao, similar a la variedad Trousseau de la región del Jura de la Borgoña francesa. En nariz: intensidad aromática, fruta roja especiada, mineral, especiado, roble cremoso, recuerdos a incienso. En boca: es sabroso, amplio y largo; estructurado y complejo. Grosellas maduras, pimienta rosa molida y nuez moscada.
A orillas del río Sil, con una producción muy limitada, y una uva muy delicada, son incontables los esfuerzos por conseguir un vino distinto, totalmente artesanal, sabiendo que cada cosecha variará con respecto a la anterior, no siendo posible elaborar, en algunas, salvo una pequeña producción.
En racimos pequeños, en laderas con buena exposición, se pueden recoger uvas con buenos contenidos en color y grado. Pero, es muy importante que alcance el ciclo completo de maduración, la buena concentración tánica permitirá elaborar un vino longevo.
La vendimia debe hacerse con mucha paciencia, manualmente, de forma aislada cada una de las escasas cepas de esta variedad, debido a su fragilidad.
La uva despalillada se va depositando en toneles de madera francesa de 500L de capacidad, donde la parte superior está abierta. La uva es añadida lentamente mientras, a la antigua usanza, se va pisando, hasta llenar el 80% del tonel.
Una vez realizada la fermentación espontánea, la experiencia se completa con una fermentación maloláctica en barricas de roble. Así se consigue un vino denso, azul negruzco, de color, con una concentración rabiosa de aromas de bayas silvestres, minerales y especiados.
En Ronsel do Sil, antes de sacar al mercado Alpendre, lo mantienen en botella, donde el tiempo irá afinando todo el potencial de una uva como la Merenzao.
Yo injerté de Merenzao unas 500 cepas de Tempranillo -que planté hace 16 años-, a mediados de Mayo y algunas ya tienen racimos que alcanzan los 14 grados
nos encantaría probar esos vinos, la labor de recuperación de viñedo autóctono es algo que defendemos. Gracias por tu comentario.