La poda en verde
Es una de las operaciones más importantes a realizar en el viñedo tiene lugar entrada la primavera, al elevarse las temperaturas se produce la brotación de las plantas. A partir de este momento se suspende la llamada “parada vegetativa”, periodo de reposo de la vid, durante la cual se ha realizado la poda en seco. Este hecho tiene lugar entre los meses de noviembre y marzo, cuando la savia ha descendido desde el tronco a la raíz. A partir de aquí aparece el primer signo vital de la cepa, el “lloro”. Es por ello que durante la primavera tiene lugar la segunda poda, o poda en verde, complementaria de la poda en seco.
Durante el mes de mayo se abre la flor y se produce la “fecundación” o “cuajado”. El viticultor se encarga del cuidado y oxigenación de la tierra por medio de abonos orgánicos, vigilando que la cepa no sea atacada por malas hierbas o diversas enfermedades.
No existe una fecha concreta para realizar la poda en verde, ya que depende de la zona, el clima y las condiciones atmosféricas puntuales como: heladas, granizos, vendavales… Sin duda se tendrán muy en cuenta las condiciones en las que se encuentre la vid antes de realizar las operaciones propias de esta época, con el fin de no provocar heridas de consideración en la planta.
Se debe tener especial cuidado al realizar esta segunda poda. Es importante elegir los brotes que serán eliminados para conseguir la idónea distribución y seleccionar los pámpanos que por sus características más propicias completen el ciclo. También es importante que estos trabajos se realicen manualmente y al milímetro, manteniendo los brotes que salen de las yemas fértiles, eliminando los brotes de madera vieja o de yemas ciegas no deseados.
En ocasiones los pámpanos presentan en sus yemas unas brotaciones secundarias denominadas “nietos” que son debidos a un exceso de vigor en la vid. Estos pueden ser producidos por yemas tempranas o por una germinación anticipada. Son brotes con baja fertilidad que producen un exceso de vegetación innecesario, siendo necesaria su eliminación. Con la supresión de estos brotes conseguiremos aumentar la calidad de los racimos, reduciendo la carga total por cepa, obteniendo así mayor vigor y longevidad de la vid. Al realizar estas operaciones, también estaremos reduciendo el riesgo de aparición de plagas y enfermedades, ya que estaremos aumentando su aireación.
Posteriormente, y antes de la vendimia, tendrá lugar la fase del aclareo de racimos, coincidiendo con el periodo del “envero”, en la cual se eliminarán los racimos poco maduros para conseguir que la cepa gane en calidad.
Muy bien explicado,un viticultor de Gumiel de Mercado ,un Saludo.