#Un viaje sin retorno
Iniciarse en el apasionante Mundo del Vino; para ello, es necesario desprenderse de la falsa creencia que reza: si no sabes mucho sobre él no podrás disfrutarlo. Nada más lejos de la realidad, no debemos caer en el error de pensar que esto es así. Cada vino que catamos nos va a transmitir sensaciones distintas, pero además, cada paladar tampoco va a interpretarlas de la misma manera, por esta razón es importante que probemos muchos vinos, que nos atrevamos con variedades y denominaciones diferentes.
Por supuesto, todo comienza por una curiosidad. El primer paso que debemos dar consiste en dejar los miedos y prejuicios a un lado, y lanzarnos a la aventura, permitiendo así que el interés que hemos despertado se mantenga activo. La búsqueda se volverá más emocionante si alimentamos nuestro conocimiento, siendo conscientes de que un cierto aprendizaje es necesario.
Para empezar, bastará con tener en cuenta unos breves apuntes. Como recomendación, es interesante que identifiquemos tanto el vino como la variedad o variedades de uva con las que ha sido elaborado, la denominación de origen a la que pertenece, el envejecimiento o no al que haya sido sometido… España es el segundo mayor productor de vino del Mundo, por lo que puede resultar abrumador dada la magnitud de las propuestas que existen. Como hemos comentado, nuestro perfil se irá definiendo a medida que nos vayamos adentrando en este universo.
Son muchas las reuniones sociales en las que nos vemos envueltos, ocasiones extraordinarias para intercambiar impresiones. Hablar de vino, de aquello que percibimos, y compartirlo con la gente de nuestro alrededor, también enriquecerá nuestro aprendizaje. No importa que al principio nos sintamos algo perdidos, no debe preocuparnos, con un poco de paciencia nuestra curiosidad se verá recompensada.
Aquellos que quieran ir más lejos, que hayan generado más interés y deseen adentrarse aún más; existen muchos ejercicios que permitirán educar tanto el olfato como el paladar. Una manera divertida de jugar con los aromas, sabores y texturas, para ello bastaría con la colaboración de algunos amigos o familia, formar equipos, y adivinar con los ojos cerrados, que es lo que nos ofrecen a oler o a probar. Cuanto más divertido hagamos este aprendizaje más fácil nos resultará, y seguramente, nuestro interés crecerá también.
Otra actividad muy recomendable es que visitemos alguna bodega, que paseemos por su sala de barricas, que percibamos el olor que emana esa estancia, y prestemos atención al proceso de elaboración. Sin duda, una cita imprescindible para aquellos que habéis iniciado esta aventura. Un viaje sin retorno.
No podría estar más de acuerdo
Preciosas fotografías