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En Finca Rodma hacen las cosas con ilusión, dentro de un proyecto familiar que desborda pasión y apego a una tierra extraordinaria.
El vino procede de un viñedo especial por su edad, orientación y suelo, que ofrece sensaciones organolépticas singulares junto con un añejamiento cuidadoso en barricas...
El vino procede de un viñedo especial por su edad, orientación y suelo, que ofrece sensaciones organolépticas singulares junto con un añejamiento cuidadoso en barricas...
El vino procede de un viñedo especial por su edad, orientación y suelo, que ofrece sensaciones organolépticas singulares junto con un añejamiento cuidadoso en barricas...
En Finca Rodma hacen las cosas con ilusión, dentro de un proyecto familiar que desborda pasión y apego a una tierra extraordinaria. Porque en Finca Rodma, antes de nada, elegieron ser diferentes a los demás.
La bodega está en el centro de sus viñedos, para tener más control de la calidad y de cada proceso de sus vinos. Limitan las producciones de vino primando la exclusividad y el proceso artesanal, elaborando así un producto elegante, con carácter y con personalidad propia.
Por eso hace tiempo que elegieron ser respetuosos con el medio ambiente, disminuyendo el impacto medioambiental.
El edificio genera una simbiosis perfecta entre naturaleza y arquitectura, respetando los valores intrínsecos del paisaje. La figura pétrea que emerge del terreno, completa un paisaje idílico. Funcionalmente, la bodega se divide en dos cuerpos unidos entre sí, elaboración y crianza.
14 hectáreas de viñedo y con diversidad de tipos de suelo y altitudes, desde 650 hasta los 980 metros de altitud. Un entorno privilegiado para esta uva caracterizada por necesitar unas condiciones climáticas particulares.