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Cariño y respeto a la tierra, compromiso con la naturaleza y reencuentro con la tradición son las claves que guían la trayectoria vitivinícola de Álvar de Dios Hernández desde que, en 2008, comenzara a llevar una viña centenaria de su abuelo Donaciano, levantada sobre arenas cuaternarias en El Pego (Zamora), en la Denominación de Origen Toro.
Vino procedente de un viñedo dentro de un muro de piedra en Villadepera, plantado en una ladera expuesta al sol de la mañana sobre una pizarra roja y por ello con gran contenido en...
Vino procedente de viñas viejas situadas en el Maderal, a 950 m de altitud metido dentro de un gran bosque de alcornoques que le protegen del sol. La máxima expresión de una...
Vino de pueblo procedente de El pego. Mezcla de tres parcelas de las cuales una es viña “joven” de 35 años y las otras 2 viñas viejas de 93 y 89 años.
Vino procedente de un viñedo plantado en Villadepera en una colina que mira al sur. La única zona del pueblo donde encontramos viñas monovarietales debido a que no se ve...
Vino del pueblo de Villadepera. Mezcla de varias viñas viejas y de variedades autóctonas tales como : Trincadeira, Bastardo, Mandon, Mencia, Rufete , Gajo arroba, Tinta Jeromo,...
Vino procedente de un viñedo a pie franco plantado en 1919 sobre la arena de El pego. 100% tinta de toro aunque de muchos clones diferentes. Máxima expresión de la variedad, DO Toro.
Cariño y respeto a la tierra, compromiso con la naturaleza y reencuentro con la tradición son las claves que guían la trayectoria vitivinícola de Álvar de Dios Hernández desde que, en 2008, comenzara a llevar una viña centenaria de su abuelo Donaciano, levantada sobre arenas cuaternarias en El Pego (Zamora), en la Denominación de Origen Toro.
De ahí surgió el tinto Aciano, que un año después tendría un compañero blanco, Vagüera, surgido de un pequeño e histórico majuelo de El Maderal (Zamora), pago de El Rapadal, que conserva mas de doce variedades autóctonas de uva blanca. Con esa misma marca, pero procedente de otro pago, Las Mansas, nació un año después un blanco de malvasía.
En 2014, Álvar de Dios dio forma y cuerpo a su propia bodega y, en 2015, extendió su radio de acción hacia una de las zonas más desconocidas y potentes del mapa vinícola: Arribes del Duero. De viñas minúsculas y centenarias, muchas de ellas en bancales y precipicios sobre el río, en suelos de pizarra blanca y pirita, surgieron vinos que recogen el sabor y la cultura ancestral de esa tierra fronteriza y misteriosa: Camino de los Arrieros, Las Vidres y Yavallo.
TERRITORIO. Uno de los grandes objetivos es conseguir vinos que sean capaces de transmitir las peculiaridades del lugar donde nacen, sin maquillajes ni artificios, con errores y aciertos, que lleven la identidad de su procedencia.
LOCAL. Nada se entiende sin sus gentes y este proyecto tiene la ilusión de crear lazos con otros artesanos, microempresas, vecinos….para conseguir dar una identidad de zona, crecer y evitar así el despoblamiento rural.